Un de las muchas consecuencias que el alcohol provoca a quienes traspasan esa línea imaginaria, entre el bebedor social y el enfermo alcohólico, es que le convierte, en una gran mayoría de los casos, en una persona solitaria, taciturna, introvertida, a la que le cuesta un gran trabajo sociabilizar, no solo con la familia, los compañeros de trabajo, vecinos, etc., sí no con cualquier otra persona.
Por eso, en A.P.A.M., conscientes de la importancia que tiene la convivencia en la rehabilitación del enfermo, tratamos, en la medida de lo posible, de realizar actividades en las que esa convivencia sea primordial.
El último acto en ese sentido, de momento, tuvo lugar el sábado 23 de noviembre, en el local de la Asociación realizamos un “TALLER DE COCINA REGIONAL ESPAÑOLA”. De momento ha sido solo una prueba, que a tenor de los resultados obtenidos vamos a tratar de repetir.
En este primer taller, hemos tenido como “chef” a nuestra compañera Mª. Carmen Matamoros, que como es extremeña nos dio una clase magistral de cómo preparar unas buenas y suculentas MIGAS. Ayudada en los fogones por su “pinche” y marido Pablo Rodríguez. Tras indicarnos los ingredientes necesarios, pusieron manos a la obra comentando uno a uno los pasos que iban dando, hasta qué una vez finalizado el plato, dimos buena cuenta del manjar. Ni que decir tiene, que lo que iba a ser la confección de una receta de cocina, terminó siendo una comida de hermandad en toda regla, ya que previamente nos tomamos unos aperitivos y después degustamos unos postres basados en unos dulces de varios lugares de la geografía madrileña.
A este evento, habíamos invitado a toda la corporación municipal para que compartieran con nosotros esos deliciosos momentos, lamentablemente, y por razones que desconocemos, solo asistieron nuestro alcalde D. Manuel Bautista acompañado de su esposa y de las concejalas de Digitalización, Dª. Mª. Ángeles Gómez, y de Bienestar Social, Dª. Raquel Guerrero, a quienes agradecemos enormemente la deferencia que tuvieron con nosotros y la colaboración que nos prestaron en nuestro afán por la rehabilitación de las personas que integramos el colectivo alcohólico.
Como es natural, los manjares ingeridos tuvieron su “maridaje” con refrescos diversos y agua del Canal de Isabel II (algunos dicen que la mejor de España). Y tras una corta sobremesa, cada cuál a sus quehaceres, con el compromiso de pensar quién se encargará del próximo taller.
J.R.V. miembro de A.P.A.M.