El pasado día 25 de marzo miembros de la Asociación APAM Móstoles hicieron una visita guiada al Madrid de los Austrias.
Dentro de las actividades que realiza la asociación para socialización entre sus asociados.
Parece que poco a poco todo va volviendo a la normalidad. Tras los años del covid-19, volvemos a nuestras rutinas y quehaceres diarios, no solo como personas, si no como Asociación.
De nuevo de la mano de FACOMA, y con el fin de seguir fomentando la convivencia entre los miembros de APAM y como es lógico con los miembros de otras Asociaciones de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid, hemos protagonizado otra visita a Madrid.
En esta ocasión, ya en primavera, y lejos de las aglomeraciones de la época navideña, hemos paseado por el “MADRID DE LOS AUSTRIAS”, esa zona del corazón de la capital que forma parte importante de la Historia de Madrid. Eso sí, nuestro Madrid siempre es un hervidero de gente venida de todas partes, aún así paseando entre otros grupos de turistas y gracias a nuestro guía (con el paraguas azul) descubrimos ciertos detalles muy interesantes mientras recorríamos calles y callejas de ese Madrid casi medieval.
Igual que ocurrió en la visita del “MADRID SINIESTRO”, nos dividimos en varios grupos, para partiendo del KILÓMETRO CERO conocer el hotel más antiguo de Madrid, escuchar historias varias de la Plaza Mayor, ver comercios con más de cien años de antigüedad, con su placa conmemorativa diseñada por el gran Mingote, y descubrir el restaurante más antiguo DEL MUNDO.
Después de saber alguna anécdota de la calle del Codo, llegamos a la Plaza de la Villa con el edificio del Ayuntamiento y la Torre de los Lujanes, desde donde nos dirigimos hacia una vista privilegiada de la Catedral de la Almudena, ya había anochecido y la impresión que nos dio con su iluminación hizo que la caminata mereciera la pena, el Palacio Real mucho menos iluminado parecía un fantasma a su lado.
Tras pasar por la Plaza de Ramales, donde estuvo enterrado Velázquez (el de las Meninas), nos dirigimos a la Plaza de Oriente, lugar en el que a los pies de la estatua de Felipe IV, nos despedimos de Ignacio, nuestro guía, tras casi dos horas y media de paseo.
Fue una tarde para ver cosas de Madrid que algunos ya conocíamos, pero las vimos con otros ojos, los ojos de un cerebro libre de alcohol. Gracias a FACOMA por organizarlo, a Ignacio que con sus chascarrillos no mantuvo alegres toda la tarde, y a los compañeros que con nuestra unión pasamos una tarde maravillosa.
J.R.V. – APAM